Ciudad musicall (photo: Juliana Acero).

Periodismo Musical Bogotano: En Una Era de Reconstrucción

Essay
by Eduardo Santos

Con plataformas como Instagram, TikTok y YouTube difuminando la línea entre periodistas y creadores de contenido, algunxs comunicadorxs se adaptan a las dinámicas digitales rápidas, mientras que otrxs mantienen el periodismo de larga duración. El periodismo musical en Bogotá, antes próspero, ahora enfrenta una brecha debido a la falta de periodistas especializadxs. Este vacío permite a lxs creadorxs de contenido llegar a nuevas audiencias con una cobertura innovadora, pero sin el rigor de los medios tradicionales.


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En Bogotá, al igual que en muchas otras partes del mundo, el periodismo musical está en crisis. Mucho antes de las olas de despidos en medios clave del norte global como Bandcamp o Pitchfork, los medios bogotanos que lideraban la escena musical independiente durante la década de 2010, como Revista Metrónomo, Cartel Urbano, la franquicia local de VICE y Revista Arcadia, ya habían cerrado o estaban operando de manera irregular con un personal editorial reducido. Una realidad dura que llevó a los periodistas musicales a distanciarse de la profesión o buscar nuevas formas de practicar, considerando el espacio limitado en los medios tradicionales para el periodismo musical en Colombia.

Aunque estos cierres se deben a varios factores, principalmente se atribuyen a la falta de financiamiento y han estado ocurriendo desde al menos 2016, cuando Revista Metrónomo dejó de publicarse, dejando una brecha en la cobertura que alguna vez fue un punto de referencia durante los días en que la escena alternativa de Bogotá estaba encontrando nuevo terreno. Esto fue gracias al trabajo de colectivos independientes como Noise Noise y Discos La Modelo, la aparición de una nueva ola de artistas, incluidos N. Hardem, Nicolás y los Fumadores o Las Yumbeñas, y el auge de Páramo Presenta, la productora detrás del Festival Estéreo Picnic, la versión colombiana de Lollapalooza, que trajo artistas como The Strokes, Gorillaz o Tame Impala al país por primera vez.

El periodismo musical en Bogotá en la era de TikTok

Uno de los periodistas que ha luchado por encontrar un lugar en medio de la crisis es Sebastián Narváez, ex editor de Noisey, el medio de música de la ahora desaparecida revista VICE, que estuvo en Bogotá hasta su cierre en 2019. Temiendo la falta de oportunidades en los medios establecidos y con un nombre significativo en la escena musical local detrás de él, Narváez fundó Sudakas, un podcast con entrevistas en profundidad a varios artistas sudamericanos. «Cada vez es menos probable que la gente visite y lea contenido en los medios, y las redes sociales se han convertido en la principal plataforma para acceder a la información. Lo que hago es un ejercicio de adaptación, traicionando un poco la tradición, y creando formatos que respondan a lo que nuestra generación está consumiendo y a las plataformas que usan», dice Narváez.

Con Sudakas, Narváez ganó el prestigioso Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2020, un logro que se sintió como una victoria colectiva para un grupo de periodistas musicales golpeadxs por la crisis y a menudo ignoradxs en estos premios. El dinero del premio también sería el punto de partida desde el cual Narváez ha intentado hacer que el proyecto sea económicamente sostenible. Otras estrategias han sido abrir un Patreon, vender mercancía, colaborar en proyectos con organizaciones sociales o trabajar con marcas como Jägermeister, quien financió una de las temporadas de Sudakas. Sin embargo, aún no es suficiente para poder vivir del proyecto.

También enfocándose en las redes sociales y no siendo necesariamente iniciativas de periodistas, otras plataformas basadas completamente en TikTok, Instagram y YouTube han surgido en los últimos años, centrándose únicamente en la creación musical. La más reconocida y posiblemente la figura principal en la ciudad es El Enemigo, una plataforma clave para la promoción de la música local, que ha estado operando desde 2014.

«Lamento profundamente la falta de medios musicales tradicionales, especialmente porque como profesión, hay reflexiones que necesitan hacerse a través de las redacciones. También creo que es cierto que hay un malentendido de que el mundo de las redes sociales implica ciertas ventajas, condiciones a las que tenemos que adaptarnos en lugar de simplemente rechazar», dice Juan Diego Barrera, parte de El Enemigo y periodista que ha trabajado en formatos cortos diseñados principalmente para TikTok.

Este canal ha trascendido las reseñas de álbumes locales con las que se hizo un nombre, y hoy cubre festivales, abre discusiones sobre la escena local y perfila a artistas independientes que quedan fuera del radar del periodismo de entretenimiento, que está más guiado por el número de reproducciones en Spotify y el trabajo de las agencias de prensa. En este momento, la principal fuente de ingresos de El Enemigo es el contenido patrocinado con marcas que se publicitan en su contenido. Es importante notar que TikTok aún no permite la monetización con contenido en Colombia, lo cual para Barrera es una de las principales barreras para ser sostenible con su trabajo en redes sociales. «Lograr la sostenibilidad económica de tener un equipo de cuatro personas contratadas con un salario decente todavía está muy lejos», dice.

En este punto, es importante mencionar los proyectos de Sara Sofía Rojas, periodista y creadora de contenido que es el rostro de SuenaSuena, un medio dedicado a contar historias cortas sobre la música latina en Instagram, y La Nena Magdalena, una cuenta en la que muestra su trabajo como DJ y cuenta historias sobre ese género musical en la misma red social. «Solía escribir sobre música de manera general, pero cuando comencé a trabajar en TikTok, decidí enfocarme en la salsa, y así pude llegar a un nicho con el que he podido crecer», dice Sara Sofía.

En el pasado, fue contratada en la sección de cultura de Publimetro, un medio tradicional donde experimentó la presión de producir ocho notas al día. «Ahora soy mi propia editora, así que hablo de lo que tengo ganas y no de lo que no tengo ganas, lo cual resultaría muy mal de todos modos». El objetivo de financiamiento de Suena Suena es tener contenido patrocinado por las grandes discográficas, creando contenido en profundidad con algunos de sus artistas. Hasta la realización de este ensayo, solo Warner Music les había contactado, y fue para un video específico. Mientras tanto, el resto del trabajo de Sara Sofía dentro de esta plataforma, que ya tiene más de 65K seguidores entre TikTok e Instagram, sigue sin remunerarse.

Otros nuevos referentes en este ecosistema son Cadencia Podcast de Álvaro Villa y El Caído Reviews de Nicolás Rodríguez. Cualquiera que vaya a shows de bandas independientes en Bogotá o siga de cerca a cualquiera de estos artistas seguramente ha visto las caras de Álvaro o Nicolás en TikToks o reels de Instagram. Ninguno de los dos es periodista profesional, y con contenido basado en reseñas, entrevistas y recomendaciones de conciertos, han convertido sus plataformas en importantes megáfonos para la difusión de la escena bogotana.

«La constante reducción en la capacidad de atención de las personas que consumen videos cada vez más cortos o que se resisten a leer textos moderadamente ‹largos› ha puesto en crisis muchos de los formatos más clásicos del periodismo escrito», dice Álvaro sobre la razón por la que algunas audiencias pueden estar volviéndose hacia Cadencia Podcast. Nicolás tiene una opinión similar y es enfático en decir que en su búsqueda por encontrar una fórmula que hiciera viral su contenido, descubrió que el formato rápido de plataformas como TikTok se estaba convirtiendo en el medio ideal para hablar sobre música independiente. Para ambos, ya hay validación por parte de las audiencias, aunque todavía hay sectores dentro de la industria musical que no los consideran como medios.

La financiación es el problema persistente de todo los medios referenciados anteriormente. Como canales que permanecen activos en la agenda cultural, tanto Cadencia como El Caído Reviews venden publicidad personalizada para conciertos en la escena independiente. «Hay algunas bandas que quieren comprar una reseña o un comentario positivo sobre su trabajo», dice Álvaro, quien prefiere permanecer fiel a su audiencia en lugar de vender una opinión positiva por unos pocos pesos. Nicolás se mantiene en la misma línea ética pero dice que vender publicidad por 150,000 pesos por evento no es suficiente dinero para ser sostenible. «Estamos condenados», dice riendo.

«Concerts Insiders»: Los nuevos favoritos de las audiencias y el mundo del espectáculo

Esta discusión sobre qué es y qué no es un medio podría extenderse también al universo de los «insiders» de conciertos. Perfiles de X como @Juanjo_guerrero, @Miguel_G_1_1, @Pogotaconcerts y el más reconocido, @musictrendscol, que apareció en 2017 y hoy está alcanzando los números de seguidores de X de Shock, probablemente el medio musical más antiguo de Colombia. MUSICTRENDS hace parte de un fenómeno reciente basado en atraer audiencias proporcionando primicias sobre mega-conciertos, a los que productoras como Ocesa, Páramo Presenta o TBL Live recurren para aumentar la emoción en torno a sus anuncios y amplificar la comunicación de los conciertos que están vendiendo. No hay certeza sobre los acuerdos económicos entre las productoras y este tipo de plataformas, aunque han sido cuestionadas por actuar como meros canales de promoción.

Aunque varios periodistas musicales, incluido el autor de este artículo, han criticado la forma en que MUSICTRENDS atrae audiencias basándose en rumores que escuchan o ven en internet, el momento más infame llegó en julio de 2023 cuando Primavera Sound Bogotá, en su primera edición, anunció a esa plataforma específica como socio mediático. Como una nota rápida: MUSICTRENDS es la plataforma de promoción de conciertos más grande de Colombia y, con la reactivación post-pandemia, se ha convertido en la fuente de referencia para que las audiencias se mantengan al tanto de la escena de espectáculos en vivo.

Esta alianza con Primavera Sound se basó puramente en métricas de audiencia y finalmente no funcionó, ya que el festival se reprogramó en forma de dos fechas más pequeñas en arenas que mantuvieron solo una pequeña parte del cartel, en medio de críticas por el mal uso de sus canales de comunicación. Narváez explica este fenómeno diciendo que «después del cierre de medios especializados en música y cultura, han surgido muchas iniciativas de entusiastas de la música que no tienen el conocimiento y el rigor que el periodismo aporta a ciertos temas. Páginas como esa se basan en información que no ha sido verificada o en especulaciones».

En la misma línea está Nathalia Guerrero, quien fue parte del equipo editorial de THUMP Colombia, el medio enfocado en música electrónica de la ahora desaparecida VICE. Nathalia es una de las que han abandonado este lado de la profesión tras el cierre de algunas redacciones especializadas y en busca de mejores oportunidades laborales dentro del periodismo. Para ella, el periodismo musical siempre ha estado en crisis dentro de la crisis general del periodismo, que se basa en la precariedad laboral y la falta de espacios para practicar. Ella hace énfasis en que el problema no se explica únicamente por los proyectos basados en redes sociales:

«La falta de espacios ha sido suplida por creadores de contenido y plataformas de redes sociales que, aunque actúan como periodismo cultural, no pueden llamarse completamente así. Hay blogs, reseñas, vox populi en eventos, y para mí eso es parte del ecosistema de contenido nativo sobre música, pero no es lo mismo que el periodismo. En esta era, todo el contenido está diseñado para ser digerible y para cumplir con el consumo digital corto, lo que está erosionando la investigación, uno de los fundamentos del periodismo cultural. Lo más triste es que las pocas plataformas de periodismo musical que quedan están abrazando esta tendencia en busca de más tráfico.»

Creadores de contenido en el ámbito mediático

Una de estas plataformas es Shock, fundada en 1995 dentro del conglomerado Caracol Medios, que ha tenido que transitar del papel a lo digital y más recientemente al ámbito de las redes sociales. Hoy, presentan la mayor parte de su trabajo a través de TikTok y reels de Instagram, por lo que, además de periodistas, han ampliado su red de colaboradores a influencers y creadores de contenido. Según David Chaka, el editor en jefe, esta decisión llevó a más de siete millones de vistas para su contenido de video el año pasado en algunos meses específicos. Es una necesidad natural de llegar a nuevas audiencias en la que «quizás la masividad, para nosotros, consiste en una fórmula que combina el periodismo musical con el entretenimiento».

Para Santiago Cembrano, uno de los periodistas musicales más respetados de Colombia (y autor de esta publicación también, lean su artículo sobre la evolución del hip hop en Bogotá), el problema de que el periodismo caiga en manos de creadores de contenido tiene que ver con la inmediatez y el fin de algunos formatos periodísticos clásicos. «Cuando los mismos medios deciden que la audiencia ya no quiere trabajos de larga duración, porque solo podemos pensar en términos de TikTok, pueden estar desperdiciando el potencial de los periodistas que tienen que empezar a pensar en su trabajo en ese formato», dice Cembrano, quien también es autor de tres libros sobre rap y quien se declara en contra de los formatos cortos como la única forma de representar el trabajo periodístico.

Lo que fue

Uno de los baluartes de estos formatos periodísticos investigativos y extensos fue la Revista ARCADIA, un referente en la profesión que fue reducido a una sección de su rama principal Revista Semana después de que los banqueros compraran la marca en 2020. Más allá de enfocarse solo en la creación artística, ARCADIA fue un referente en abrir discusiones relacionadas con políticas gubernamentales que afectaban directamente al arte, siendo especialmente crítica con la «Economía Naranja», un concepto de marketing cultural defendido por Iván Duque, el político de derecha que fue presidente de Colombia entre 2018 y 2022. Desde entonces, el vacío dejado por esa publicación, que también sirvió como un espacio donde convergía gran parte del periodismo cultural colombiano y hacía preguntas, no se ha llenado. Felipe Sánchez, ex editor web de ARCADIA, comenta sobre lo que se ha perdido:

«Periodistas y medios que han buscado continuar ese camino, retomar las preguntas y discusiones que se sostenían allí, constantemente chocan con los efectos de esa dispersión y atomización: menos lectores, menos debate, desconexión entre agentes del sector, dificultad para plantear preguntas difíciles, precariedad económica. La luz que algunos sienten gracias al nuevo mapa de periodistas independientes, creadores de contenido, bloggers, YouTubers y tiktokers independientes que quieren cubrir el sector cultural de otras maneras no es suficiente. Sin un centro para organizarse, sin un espacio común como lo fue ARCADIA durante años, muchos corren el riesgo de desvanecerse, repetirse o no poder mover la conversación fuera de sus nichos.»

Dentro del gremio del periodismo en Bogotá

Bajo la ley colombiana, el periodismo no se considera una profesión sino un oficio. Esto significa que no es un requisito tener un título universitario para ejercer. Sin embargo, según datos del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), el año pasado había 26,000 estudiantes inscritos en los programas de Estudios de Comunicación en el país. La mayoría de estos estudiantes están matriculados en universidades con certificados de alta calidad como la Universidad Javeriana, la Universidad Externado y la Universidad del Rosario, todas ubicadas en Bogotá. De estas, solo la Universidad Javeriana ofrece un diploma en Periodismo y Crítica Cultural. En Bogotá, los periodistas culturales no se forman en la academia sino en las redacciones, y como hemos mencionado a lo largo de este informe, estas son cada vez más escasas o no tienen la cultura como enfoque principal.

Por ahora, el periodismo musical en Bogotá sigue en marcha, pero aún lejos del poder que una vez tuvo. Más allá de si cumplen con las expectativas de lo que muchos esperan del periodismo, proyectos como Sudakas, SuenaSuena, El Enemigo, Cadencia Podcast o El Caído Reviews hacen un trabajo minucioso cubriendo la escena musical de la ciudad. También es un hecho que están lejos de ser económicamente estables, operando más con corazón que con bolsillo. Mientras tanto, Shock y otros medios tradicionales que publican sobre cultura y tienen una base financiera para operar, están apostando por las dinámicas de las redes sociales para renovarse y llegar a nuevas audiencias. En el proceso, han relegado formatos periodísticos que de alguna manera dan legitimidad a esta parte del oficio, a menudo pasado por alto en medio de las grandes discusiones que tienen lugar en los medios sobre política o economía.

El periodismo musical ha cambiado, la pregunta es cómo lo hacemos tan riguroso como antes y también equipado con salarios decentes, otro problema de larga data. Una pregunta relacionada con el periodismo mismo como profesión en 2024.

Este ensayo es parte de la exhibición virtual «Norient City Sounds: Bogotá», curada y editada por Luisa Uribe.

Biography

Eduardo Santos is a social media manager and cultural journalist. He has written for media outlets such as Cerosetenta, Noisey Colombia, Revista Arcadia, VICE, and Shock. He is the co-author of the book Nuevo Pop Chileno: el sonido de una generación en llamas and the bassist for the band Yo No La Tengo. Follow him on X or Instagram.

Published on August 22, 2024

Last updated on August 30, 2024

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